Llega el verano y la hora de las terrazas y las cervezas frías.... y los caracoles para rechupetear!
El rollo de los caracoles es limpiarlos.... ya sabéis... primero darles harina para comer, luego romero, durante unos días, luego lavarlos frotándolos muy bien con agua y sal hasta que no suelten babas (y cuesta...).... un rollo!
Ah! y luego engañarlos para que saquen la molla de la cáscara.
Jaja, cuando era pequeña, mi abuela me tenía de cara a la olla contando mentiras a los caracoles para engañarlos bien engañados... jajaja
Así que, a no ser que tengas a alguien dispuesto a hacer este trabajo por ti, o estés muy aburrido y te apetezca, o quieras vivir esa experiencia, yo te aconsejo que los compres ya listos para cocinar, y con un hervor los tienes (sigue las instrucciones del envase, es rápido y sule llevar más o menos un kilo).
Dicho lo cual, y una vez limpios, yo preparo los caracoles así:
En la Minipimer trituro un bote de tomate troceado junto con una cebolla grande, y lo vierto en una olla con un poco de aceite para sofreírlo.
Luego le añado bastante pimienta (una cucharada de postre) y un poco de sal, dos guindillas partidas por la mitad y una cucharada sopera de cominos molidos.
A esto se le da unas vueltas hasta que el tomate pierda un poco de caldo, incorporo los caracoles y les doy unas vueltas más con el tomate. Los cubrimos de agua y añadimos una pastilla de caldo y una cucharadita de comino en grano.
Los dejamos hervir por lo menos media hora larga. Los probamos, rectificamos de sal, y nos servimos una cerveza, porque pican!!!!
Ah!! Se me olvidaba!!
Podemos hacer un arroz riquísimo con el caldo de estos caracoles. Sólo hay que sofreír el arroz en un poco de aceite e incorporar el caldo. Pero no suele sobrar caldo, así que si pretendemos hacer el arroz, lo mejor será que los hagamos con más caldo de lo normal...
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