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martes, 6 de septiembre de 2011

LAS TOSTADAS DE HUERTAS Y LOS BOCATAS DE TERESA

25 pesetas.

Esa era mi paga del fin de semana cuando era niña. Parece que no es mucho, pero hace 40 años era una paga más que decente, sobre todo si tenemos en cuenta que el cine valía 5 pesetas...

El resto de la paga casi siempre lo acababa invirtiendo, ahorraba poco, sobre todo porque sospechaba que “alguien” sabía dónde guardaba mis pesetillas sueltas..... ejem.....

Bueno, el caso es que me lo gastaba casi siempre en lo mismo: un Sobre Sorpresa, regaliz con Sidral, nubes y ositos, chicles Bazooka o Cosmos, y “mesclaet”, pipas, o tostada de Huertas, según si íbamos al cine o nos quedábamos por la calle. Se estiraba la paga, eh?

La verdad es que por aquel entonces en el cine se podía comer de todo (así quedaba cuanto terminaba la peli....), incluso he visto fumar! Impensable ahora mismo!! Así que, pipas, mesclaet o tostada se podía llevar tranquilamente.

El mesclaet era un cucurucho lleno de todo tipo de frutos secos mezclados con chufas y altramuces, que la verdad es que nunca me gustó mucho, pero como era típico llevarlo al cine, pues acababa comprándomelo.... y dejándome más de la mitad siempre.

El Bar del Cine era “El Bar Huertas”. Ahora ya no existe el cine, pero el Bar Huertas sí. Por cierto, un cine y dos teatros había en mi pueblo y desaparecieron todos... muy mal me parece, pero no entraré en ese tema.

En “ca Huertas” hacían las mejores tostadas que he comido en mi vida. En serio, las mejores.


Entrabas al bar con el frío de la calle pegado al abrigo a pedir la tostada en la barra, y allí estaba “el Tío Huertas” sirviendo cafés, tapas (que por cierto, las almejas a la plancha y las “patetes”, patitas de calamar fritas, están pamorirse!!!), y copas de coñac a diestro y siniestro, con una vitalidad enorme, y con un grito pedía la tostada a la cocina: “Una tostáaaaaaaa!!!!”, y en menos de nada ya la tenías envuelta en una servilleta lista para llevar.

Y entonces venía lo bueno... Abrías la servilleta y ahí estaba... Tostada en su punto, con bien de aceite y sal y..... ese toque!! El toque, que cada vez era diferente y nunca sabías cual iba a ser.... Podía ser de calamares, de hígado, de lomo.... de lo que antes se hubiera estado haciendo en la plancha.... mmmmm.....

Deliciosas, de verdad. Y ojo!! Que ca Huertas siempre ha sido muy limpio!! Con mucho olor a bar, pero muy limpio!!! (no vaya a ser que ahora se me enfaden Luisa o Pilarín, las hijas y herederas del Bar Huertas). Y los bocatas de calamares? Los mejores de la provincia, seguro.

Pero dejo ya el tema tostadas porque se me hace la boca agua! Jaja.

Otro recuerdo de mi niñez, y que seguro que mucha gente de mi edad recordará, eran los bocatas de Teresa la del Súper.

Te dejaban salir del colegio para comprar el almuerzo, durante el recreo, y lo que más cerca pillaba era la Pastelería de la Tía Gaitana y el Súper de Teresa (que no se llamaba así, debía llamarse Supermercado Avenida, creo, pero todos lo llamábamos “El Súper de Teresa”, igual que el Bar de Huertas, que creo que es el Bar Avenida).

Llegabas corriendo, para ser el primero y que no se te pasara medio recreo esperando, y te colocabas en el mostrador de charcutería. Delante de ese mostrador refrigerado habíamos siempre un montón de niños empujándonos y toqueteando el cristal. De todas formas, era mejor no llegar de los primeros, porque así las manos de Teresa se iban impregnando de todos los bocatas que iba preparando.... jeje. Detrás del mostrador te esperaba ella, con su delantal blanco de tira bordada en los bordes, el bocata abierto y el aceite preparado. “De qué lo quieres?” te preguntaba. “Puessss, de salchichón”. Entonces ella cogía la aceitera, ponía un chorro de aceite en el centro del pan y con el dedo índice, lo restregaba por todo el bocadillo con un movimiento rápido y preciso. Luego lo rellenaba generosamente (según si lo pedías de mortadela o jamón, más o menos generosamente), del fiambre elegido, lo pillabas al vuelo, pasabas por caja.... Y de vuelta al cole.

Esos bocatas estaban buenísimos, y el secreto era el dedo de Teresa, eso seguro. Ese dedo regordete con el que cogía el jamón, el salchichón, chorizo, queso, jamón york... y que tan buen regusto dejaba en todos los bocadillos al restregarlo por el pan! jajaja


Bueno... espero no haberos aburrido mucho con mis batallitas!

5 comentarios:

  1. hace tiempo que por mi pereza, no me paro a leer nada "largo".

    Pero esto me lo he leido entero y me ha encantado, de verdad.

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  2. Gracias Palpatine!
    Parece que volver al pasado nos gusta... a veces.

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  3. es que lo escribes bonito, a mi me ha encantado también

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  4. ...que chulo prima!! ME ENCANTAN TUS HISTORIAS!!!

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  5. Rose que pena me ha dado cuando lo he leido no haber vivido mi niñez en un Pueblo, la verdad es que yo sólo pasaba algunos dias de verano en un pueblo de Castellón y era una experiencia de libertad total para nosotros,Un beso

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