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lunes, 28 de enero de 2013

El "SIMPA"

 El día que nací yo.... (esto me suena un poco "pantojil", pero es que fue ese día precisamente cuando empezó todo, sobre todo para mí, claro), un 11 de Octubre de hace unos cuantos lustros, toda mi familia se alegró mucho como era de esperar, pero sobre todo, y aparte de mis padres, se alegraron especialmente mi tío Paco y sus amigos. Se alegraron tanto tanto que decidieron aprovechar la fecha para marchar a Zaragoza a darle las gracias a la Virgen del Pilar por tan feliz acontecimiento. Además, el tío Paco iba a ser mi padrino, cosa que aumentó más si cabe su dicha.
Sin pensarlo dos veces, porque si lo hubieran pensado bien no lo hubieran hecho, y porque algunas veces las cosas que se hacen a los 20 años sin pensar suelen ser muy divertidas, se subieron Paco y sus amigos a "El Maldito" (un Seat 124 color naranja, un poco bastante cascado pero que les llevaba a todas partes, siempre y cuando el muy maldito no se estropease!), y tomaron rumbo a Zaragoza.

"El Maldito" se parecía mucho a este
Creo que fue cuando estaban llegando a Villena que se dieron cuenta de que andaban un poco justos de dinero... Efectivamente, el capital disponible entre todos no llegaba más allá de 400 pesetas. Hicieron cuentas y llegaron a la conclusión de que para gasolina tenían...del resto ya se ocuparía la buena fortuna...
Llegar a Zaragoza llegaron, el día 12 justo, pero tuvieron que hacer algún que otro "simpa" si no querían morir de inanición. Una vez en El Pilar, dieron las gracias a la Virgen, le pidieron perdón por los "simpas" acometidos y los que les quedaban por cometer hasta su regreso al pueblo, y.... de vuelta!.

Esta batallita se la he oído contar a mi tío cientos de veces (yo creo que cada vez la exagera más, por aquello de darle salsa al asunto), y nos hemos reído otras tantas, pero nunca pensé que YO pudiera protagonizar algo parecido años más tarde...

Sí... confieso...yo he hecho un "simpa"...
Bueno, sola no!! Tuve un compinche: mi hermano.
No sé si contarlo... Habrá prescrito? Son muchos años de trullo?...
Me arriesgaré.... (desde luego, en un interrogatorio conmigo lo tendrían fácil... no puedo callarme una!)

En mi defensa he de alegar que lo mío no fue tan grave. Sólo fue una vez. Además, yo no quería!... creo.

Bien, bueno, por aquella época mi hermano y yo estábamos estudiando en Madrid, así que muchos fines de semana, los viernes, bajábamos a Alicante, y los domingos volvíamos a Madrid. Normalmente eran viajes sin paradas, a no ser que tuviéramos que poner gasolina al coche, pero uno de esos domingos, viendo que se nos hacía un poco tarde para llegar a cenar a casa, decidimos parar en uno de los muchos bares de carretera a tomar algo. Por razones obvias no voy a nombrar el restaurante... (Aunque nunca he vuelto, claro!!).

Cuando entramos al local estaba prácticamente vacío. Era un restaurante grande, triste, gris y como son en mi opinión la mayoría de restaurantes de autopista: un poco roñoso. Pero como el hambre arreciaba, nos sentamos en una de aquellas mesas de railite marrón y nos pedimos un par de bocatas de jamón y sendas Coca-colas. De postre café sólo y cortado.
Justo cuando terminábamos el café, pedimos la cuenta, y justo al pedir la cuenta, como si hubiésemos pronunciado las palabras mágicas... se abrió la doble puerta de cristal y empezaron a entrar señores y señoras mayores, muchos, un regimiento. Con bastón, sin bastón, tosiendo, quejándose de los riñones, tapándose la boca con la bufanda, dos de ellas cogidas del brazo y partidas de risa, uno que llamaba a Pepe y la otra gritando "correeee, correeee Antoniaaaaa!", y detrás como 50 más.
De repente apareció un batallón de camareros que antes debían estar agazapados bajo la barra del bar y la locura y el desenfreno se apoderó del espacio.

Volvimos a pedir la cuenta. Ni caso.
La volvimos a pedir. Sí, sí...ya va!. Ni caso.
Y otra vez.... Nada.
.......  .... ...

A los 15 minutos me dice mi hermano: "Sal, arranca el coche y espérame en la puerta!"
Lo intuí. Sabía lo que íbamos a hacer. Y lo hice! Salí, puse el motor en marcha y esperé en la puerta, con el corazón a toda pastilla y sintiéndome como "El Vaquilla" intentando huir hacia "El Ventorro de la Puñalá".
En menos de 30 segundos vi salir a mi hermano como si no fuera con él la cosa...tranquilo...paseándose... Y yo muriéndome de miedo, vergüenza, adrenalítica perdida!!!
Oye pues....nadie salió a buscarnos. Supongo que aquel autobús les daría suficientes beneficios como para poder invitarnos a un par de bocadillos. O eso quiero pensar....



No lo he vuelto a hacer. Ahora hago otras cosas...ejemmmm.... Pero eso ya lo contaré otro día...

Rossella

6 comentarios:

  1. jajaja, me he reído mucho con las dos anécdotas, con la de tu tío y la tuya...yo creo que ya tienen que haber prescrito y ya sólo con el mal rato que pasaste ya están más que pagados los bocatás y las bebidas,jajaja.

    Un beso.

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  2. Me has hecho pasar un buen rato. Un abrazo, Clara.

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  3. jajajajaja, Que loca estas!! cuanto me he reído.... Ya veremos las consecuencias que tiene esta confesión!!!! jajajja

    Un beso :)

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  4. jajajajaja
    Genial!
    yo solo me he llevado unas pinzas de depilar de unos grandes almacenes, pero es que no me querían cobrar, lo prometo! :D :D

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  5. jejejem, muy bueno. Si alguien no ha hecho alguna vez un simpa, aunque sea menos gracioso que el tuyo, que tire la primera piedra.... :))

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  6. Yo me estoy quitando.. irse sin pagar o llevarse algo "al descuido" es un vicio muy malo.
    De pequeña, que es cuando se suelen hacer estas cosas, no las hacía. Pero ahora, con buena pinta que nadie lo espera de ti... a veces me cuesta mucho reprimirme...jeje

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