Nana era la perra Cocker de mi Tía Carmiña.
Era de color negro y gordita. Nana se lo comía todo, y cuando digo todo, es todo.
Me contaron que un día se la llevaron de paseo por la playa y se puso muy contenta corriendo y olisqueando por todas partes, supongo que en busca de algo que llevarse a la boca. Y lo encontró, porque una de las veces que la llamaron, volvió con un hilo colgando de los dientes. Pensaron que era de algo que se había comido y al ir a quitárselo... Dios mío!! era un anzuelo y se lo había tragado!! Lo que vino después ya podéis imaginarlo: susto, veterinario, operación, cuidados...
No sé si fue por este accidente, o porque siempre era así, pero mi tía preparaba una comida especial para Nana, que consistía en: todo lo que hubiera por la nevera y fuera comestible. Bueno, a ver... la Tía Carmiña ponía a hervir en una olla arroz, un poco de carne y verdura, bastantes higadillos de pollo, y ¿qué había en la nevera, un tomate a punto de estar pocho? pues añadía un tomate a la olla. ¿Un pepino, un trozo de jamón, un poco de pan, una galleta? pues lo añadía. Luego lo trituraba todo, lo ponía en un Tupper y lo dejaba en la nevera, de forma que cada día, a la hora de la comida de Nana, sacaba unas cucharadas de aquella pasta espesa, que la perra se comía encantada.
Un día alguien (no voy a decir que era mi hermano, porque me mataría si se entera de que lo cuento...), fue a ver a los tíos y coincidió que era la hora de la merienda... y hacía un hambre... Mi tía le dijo que abriera la nevera, que habían batidos, chocolate, embutidos, fruta... que cogiera lo que le apeteciera.
A los cinco minutos apareció "alguien" por el salón con una rebanada de pan untada con abundante paté y preguntando: "Ummm qué ricooo! ¿Lo has hecho tú tía?"
La tía Carmiña puso cara de poker (igual que todos los que estábamos allí) y le contestó: "Sí cariño... ¿Te gusta?"...
Je... je, je....
El lo niega ("alguien" digo), lo niega rotundamente, pero se comió la comida de Nana tan ricamente. Con una Coca-cola.
Y digo yo... Si no pasa nada.... Tampoco es para tanto... ¿No?
jaja pobrete! es lo que tiene el hambre, que cualquier cosa te sabe bien.
ResponderEliminarHubiese sido peor que hubiera comido pienso mezclado con las galletas, el tomate, los higaditos... vaya bomba se hubiera metido para dentro.
Espero que lo pasaras bien en tu cumple.
;)
Hola ;) !
ResponderEliminarSip... eso hubiera sido mucho peor... jaja
Lo pasé bien, sí, muchas gracias.
!!Hola pk!!
ResponderEliminarpobrecillo el perrito,menos mal q solo fue un susto.
Nosotros tambien soliamos darle al perro arroz con higadillos,se lo comia q era un gusto jajajaja
bonito perrito PK
besitos cherie
!!Hola Pk,he abierto un blog y con tu permiso enlazo el tuyo.
ResponderEliminarbesitos preciosidad
Rose, a que no te acuerdas de como lloraba cuando hoy la música del Telediario?En aquella época solo había uno, el de la Primera. Je,je,....era graciosísima.
ResponderEliminarque gracia tenía Nana!!!
ResponderEliminarlo del anzuelo fue tremendo... pobre!
pero lo del paté, tal como lo cuentas, prima...
pues no nos hemos reído bastante con la historia... que risa!
marusela