Pues sería más o menos el año 1975 o 76 y Antonio era
(bueno, es, porque sigue en este mundo), un niño rubio, con los ojos azules, de
sonrisa fácil y un poco “trasto”, que iba al mismo curso y clase que yo en el
colegio. Dicho así parece que esté describiendo a un angelito, pero de eso
nada! Antonio era trasto, pero trasto, trasto!, siempre estaba maquinando
algo!, pero tenía la virtud de caer bien a todo el mundo.
Sí... esta es otra de mis batalitas... De vez en cuando
necesito contar cosas, y de paso que os tengo por aquí...
Mi colegio era público y por lo tanto mixto. No entiendo por
qué les tenía tanta envidia a mis primas de Alicante, con sus uniformes y su
colegio de monjas, sólo de chicas, porque visto desde la perspectiva que te da
el tiempo, lo mío era mucho mejor (no tener que llevar esos zapatos tan de colegio que se llevaban con el uniforme, por ejemplo, ya era una ventaja) y mucho más divertido, sobre todo en el
patio, donde nos juntábamos todos y cada uno desplegaba la imaginación como más
le gustaba. Mi pandilla y yo jugábamos a la comba, a la goma o a princesas. Los
chicos al fútbol, al Guá, y a lo que sea que jugasen, los que jugaban, porque
otros, como Antonio, jugaban según el día, a juegos de chicos o a fastidiar a
las chicas. Me explico.
Se sabía perfectamente cuando se comía cocido en casa de
Antonio, porque por lo visto su madre no tenía costumbre como se hacía en
muchas casas, de poner la pata del pollo en el cocido. Así que supongo que
Antonio aprovechaba esta gran oportunidad que la ocasión le brindaba, para
hacerse con la pata de pollo y llevar a cabo su grandioso invento. Invento del
demonio que servía para hacernos correr a todas las chicas por el patio como si
hubiésemos visto un monstruo espantoso.
Sí, cuando aparecía Antonio con su “patapollo” por el patio,
se sabía perfectamente por dónde andaba por los gritos que se escuchaban por un
lado u otro del recreo.
Lo que hacía con la pata del pollo era atarle unos hilos de
coser en las puntas de cada dedo y luego, por debajo de la pata, todos los hilos
de los dedos los sujetaba con otro hilo que ataba a la muñeca de la pata. De
esta forma podía agarrar la pata por el extremo del hueso con una mano y con la
otra estirar los hilos que movían los dedos del pollo como si todavía estuviera
vivo y quisiera arañar!!
Era algo así como “Cosa”, la mano de los Adams, pero en
patapollo.
Le encantaba llegar por la espalda y colocarte la pata
encima del hombro sin que te dieras cuenta y moverla. Bueno, bueno... aquello
daba una impresión.... jajaja! Las risas del inventor de semejante engendro
siempre seguían a los gritos, grititos y alaridos de sus inocentes víctimas,
claro.
No sé si Antonio me leerá, ni si lo harán alguno de los
compañeros de colegio, pero si alguno lo hace, seguro que se acuerda! Ahora
trabaja en una panadería y hace mucho que no le he visto, pero cada vez que me
lo he encontrado me ha venido esta historia a la cabeza y no he podido evitar
sonreír al recordarla.... Historias de patio de colegio...
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Nota que no tiene nada que ver con lo anterior: Blogguer
todavía no ha arreglado del todo los desperfectos que ha causado en algunos
blogs. A mi no me ha afectado mucho, sólo en el tamaño de la letra de los
comentarios y en la hora que aparece cuando se dejan, que por lo visto es la de
Los Angeles. Pero he podido arreglarlo de la forma más sencilla que he
encontrado, y supongo que por eso, por no complicarme, ahora no se actualiza el
blog en los otros blogs que me han enlazado. No sé si se solucionará al final,
pero que sepáis que todos los días (menos los fines de semana), intento poner
una entrada nueva. Ok?
Gracias a todos por visitarme!
Jaja! Que historia! Fijo que alguna tenia pesadillas con "patapollo".
ResponderEliminarHubiera sido un buen mote.
Los chicos de mi clase eran mas "chungos"... Menos mal que comia en casa jaja. Que selva.
En fin, en los colegios pasan cosas muy raras y en los institutos, mas...
Que lejos queda todo aquello. Y me alegro de que sea asi. Al menos por una parte.
Ciao ^^
La historia de Antonio y su mascota entrenada Patapollo como comprenderás me ha encantado
ResponderEliminarJajajaja! no sabes como me has recordado el tema pata-pollo. En mi caso era mi hermano el pata-pollo y las formas mucho peores ya que pelaba la pata por el hueso hasta que salían los tendones y entonces tirando de los tendones hacia arriba hacía que se le moviesen los dedos a la pata con sus uñicas y todo... Dios mio que asco me daba!! y como disfrutaba él persiguiendome pata-pollo en mano... jajajajaja
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